Por qué los alumnos no están motivados
Enseñar a escribir es un acto de equilibrio; hay que crear tiempo y espacio reales para desarrollar el conocimiento de los niños sobre el lenguaje y la capacidad de utilizar y aplicar este conocimiento de forma creativa y eficaz. También hay que tener en cuenta el equilibrio entre el proceso y el producto, y destacar la relevancia, el propósito y el placer de la escritura, para que los jóvenes alumnos experimenten la escritura como algo significativo y se vean a sí mismos y a sus profesores como escritores con algo que decir y los medios para hacerlo.
Con demasiada frecuencia en la escuela, los niños “aprenden a escribir con el propósito circular de aprender a escribir” (Frater, 2004) y encuentran poco propósito o valor personal en ello. Si la escritura se reduce a una serie de fórmulas que hay que seguir, y se adopta un enfoque de caja de herramientas para los conocimientos y las habilidades necesarias, el acto de escribir se separa del escritor y es probable que se desarrolle el desinterés y la desafección. Como comentaron dos niños de nueve años en un estudio: “Odio que me digan qué hacer y cómo hacerlo”; “No me gusta escribir, no tiene nada que ver conmigo” (Grainger et al., 2003). Este capítulo se centra en motivar a los jóvenes escritores, ayudándoles a encontrar placer en la escritura mientras la utilizan para sus propios fines y se comunican con voz y brío.
Mi hijo no tiene motivación para la escuela
Jonathan era un estudiante brillante que iba a toda velocidad en la escuela primaria. Completaba sus tareas con facilidad y sacaba siempre sobresalientes. Jonathan se preguntaba por qué algunos de sus compañeros tenían dificultades, y sus padres le decían que tenía un don especial. Sin embargo, en séptimo curso, Jonathan perdió repentinamente el interés por la escuela y se negó a hacer los deberes o a estudiar para los exámenes. Como consecuencia, sus notas cayeron en picado. Sus padres intentaron aumentar la confianza de su hijo asegurándole que era muy inteligente. Pero sus intentos no consiguieron motivar a Jonathan (que es un compuesto de varios niños). El trabajo escolar, sostenía su hijo, era aburrido y sin sentido.
Nuestra sociedad rinde culto al talento, y mucha gente asume que poseer una inteligencia o habilidad superior -junto con la confianza en esa habilidad- es una receta para el éxito. Sin embargo, más de 35 años de investigación científica sugieren que un énfasis excesivo en el intelecto o el talento deja a las personas vulnerables al fracaso, temerosas de los desafíos y poco dispuestas a remediar sus deficiencias.
Cómo motivar a los estudiantes
Fomentar la motivación de los estudiantes es un aspecto difícil pero necesario de la enseñanza que los instructores deben tener en cuenta. Muchos pueden haber dirigido clases en las que los estudiantes están comprometidos, motivados y entusiasmados por aprender, pero también han dirigido clases en las que los estudiantes están distraídos, desinteresados y reacios a comprometerse, y probablemente han dirigido clases que son una mezcla. ¿Qué factores influyen en la motivación de los estudiantes? ¿Cómo pueden los instructores promover el compromiso y la motivación de los estudiantes para aprender? Aunque hay matices que cambian de un estudiante a otro, también hay modelos de motivación que sirven como herramientas para pensar y mejorar la motivación en nuestras aulas. En esta guía se examinarán tres marcos: el modelo de motivación basado en la expectativa-valor-coste, el modelo ARCS de diseño instructivo y la teoría de la autodeterminación. Estos tres modelos ponen de relieve algunos de los principales factores que influyen en la motivación de los alumnos, y a menudo se basan en sus marcos y demuestran que se solapan. El objetivo de esta guía es explorar parte de la literatura sobre la motivación y ofrecer soluciones prácticas para comprender y mejorar la motivación de los estudiantes.
Cómo motivar a un niño perezoso para que estudie
Según la perspectiva cognitiva social, la motivación de los alumnos es relativamente específica de la situación o del contexto (véase Pintrich et al., 1993). Para obtener una imagen completa de la relación entre la motivación de los alumnos y su rendimiento académico, tenemos en cuenta además un modelo tradicional de personalidad sobre la motivación, la teoría del motivo de logro (McClelland et al., 1953), según la cual la motivación de los alumnos se conceptualiza como un rasgo relativamente estable. Por lo tanto, en este artículo consideramos los motivos de logro, la esperanza de éxito y el miedo al fracaso, además de los autoconceptos de capacidad de los estudiantes, sus valores de la tarea y las orientaciones de objetivos. A continuación, describimos los constructos de motivación con más detalle.
Los autoconceptos de habilidad de los estudiantes se definen como representaciones cognitivas de su nivel de habilidad (Marsh, 1990; Wigfield et al., 2016). Se ha demostrado que los autoconceptos de habilidad son específicos del dominio desde los primeros años de la escuela (por ejemplo, Wigfield et al., 1997). En consecuencia, con frecuencia se evalúan con respecto a un determinado dominio (por ejemplo, con respecto a la escuela en general vs. con respecto a las matemáticas).