Autorreflexión deutsch
Con demasiada frecuencia, en nuestro mundo se considera que la ciencia y la religión están en conflicto, cuando no son contradictorias. Como bahá’í, nunca he tenido ese problema, y elegí una carrera científica porque me pareció la mejor expresión de mi espiritualidad. Estas reflexiones surgen de esta experiencia de la ciencia en armonía con el espíritu humano.
En primer lugar, puede ser útil explorar lo que entendemos por espíritu humano. Es evidente que tenemos una realidad física, con un cuerpo sujeto a las limitaciones de cualquier animal. La ciencia es en sí misma una prueba de nuestra realidad racional o intelectual, que nos distingue de todos los demás animales. Puede haber más controversia en la comunidad científica sobre si tenemos una realidad espiritual, pero alguna forma de experiencia espiritual está tan extendida que es difícil negar que debe haber algo detrás. Aquí estoy asumiendo la aceptación de esta realidad espiritual.
Una vez que admitimos la existencia de una realidad espiritual que todos poseemos en forma embrionaria y que debe ser desarrollada, esto viene a justificar nuestro propósito humano superior, cultivar las ilimitadas potencialidades latentes en la conciencia humana. Existe, de hecho, una conexión esencial entre las dimensiones exterior e interior de nuestra existencia.
Citas de autorreflexión
Centraré mis breves comentarios en algunos aspectos de la valiosa contribución de Ismail, señalando que ya he tenido la oportunidad de comentar un borrador anterior. He dedicado gran parte de mi carrera a las ciencias médicas del desarrollo, centrándome en la salud y el bienestar individuales. Pero, más recientemente, mi trabajo se ha centrado en la interfaz entre la evidencia y la política pública, con un amplio enfoque en cuestiones de bienestar social. Cuando se mira el desarrollo humano a través de las lentes de estas experiencias, se desarrolla una visión algo diferente de lo que podría representar el desarrollo centrado en el ser humano. Destacaré esta perspectiva pero, por supuesto, un enfoque holístico debe considerar múltiples puntos de vista simultáneamente. Sé que Ismail escribió su artículo como una provocación e igualmente mi breve contribución no pretende debatir, sino más bien complementar y añadir a nuestra comprensión general.
El desarrollo centrado en el ser humano debe evolucionar desde el anterior paradigma de desarrollo humano que ha dominado durante los últimos 40 años. Ese paradigma estaba muy influenciado por el enfoque político predominante en la mejora de la gobernanza, la mejora del desarrollo económico a través de enfoques clásicos de libre mercado y, en algunos países, a través de la ayuda al desarrollo. Estos componentes siguen siendo fundamentales para la agenda global, pero ese marco anterior y más estrecho subestima la necesidad de dar mayor importancia a las tres palabras, “humano”, “centrado” y “desarrollo”. Al salir del paradigma económico de facto, la frase “desarrollo humano” adquiere los significados adicionales que siempre ha tenido para los médicos, los profesores, los trabajadores sociales y de ayuda y los sectores relacionados.
Autorreflexión
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Esta penúltima escena del Pergamino de las Admoniciones muestra a una dama de palacio sentada en tranquila contemplación, presumiblemente siguiendo las admoniciones de las líneas que la acompañan:[1] “Por tanto, digo: Sé cauto y circunspecto en todo lo que hagas, y de ello surgirá la buena fortuna. Reflexiona con calma y respeto sobre tus acciones, y te esperarán el honor y la fama”.
La autorreflexión es la capacidad de presenciar y evaluar nuestros propios procesos cognitivos, emocionales y de comportamiento. En psicología, otros términos utilizados para esta autoobservación son “conciencia reflexiva” y “conciencia reflexiva”, que tienen su origen en la obra de William James[2][3].
La autorreflexión depende de una serie de funciones, como la introspección y la metacognición, que se desarrollan desde la infancia hasta la adolescencia y afectan a la forma en que los individuos interactúan con los demás y toman decisiones[4].
Cómo reflexionar
Las cicatrices de innumerables mujeres y hombres atestiguan la verdad sobre el aborto: es espantoso, violento y degradante para las mujeres. Quienes dan testimonio de esta verdad compartiendo sus historias nos recuerdan que lo “impensable” nunca debe ser aceptable.
Pero, ¿cómo debería ser el “trabajo” provida en el futuro? Ciertamente, requiere la oración, la divulgación, la defensa legislativa y la “ciudadanía fiel” ejercida de acuerdo con nuestra misión bautismal. Pero, ¿son estos elementos suficientes por sí solos?
La credibilidad requiere coherencia, por lo que es importante que consideremos hasta qué punto abrazamos una “ética de la vida coherente”. De esta ética dijo San Juan Pablo II: “Cuando se trata de la vida, el servicio de la caridad debe ser profundamente coherente. No puede tolerar prejuicios ni discriminaciones, porque la vida humana es sagrada e inviolable en cada etapa y en cada situación; es un bien indivisible. Es necesario, pues, mostrar cuidado por toda la vida y por la vida de todos” (Evangelium Vitae, 87).
Esta pregunta no pretende sugerir una equivalencia moral entre el aborto y cualquier otra cuestión moral. Sin embargo, debemos examinar nuestro propio corazón, porque es el mismo corazón llamado a amar al no nacido el que también está llamado a amar a los pobres, a los encarcelados, a los inmigrantes y a los marginados.