Qué son los seis sentidos
Los sentidos humanos son un complejo sistema biológico que utilizamos para recoger y procesar información sobre nuestro entorno y sobre nosotros mismos. Los sentidos humanos nos ayudan a interpretar y responder a nuestro entorno interno y al mundo que nos rodea.
Por ejemplo, los receptores gustativos de nuestra lengua recogen diferentes sabores. Luego los traducen en información sensorial que nuestro cerebro puede entender. Por eso podemos distinguir entre alimentos salados y dulces. Otros tipos de receptores sensoriales ayudan a nuestros ojos a detectar la presencia de luz, nos permiten escuchar música o sentir texturas.
Podemos rastrear el concepto de los sentidos humanos hasta la antigua Grecia, donde se les conocía comúnmente como “las ventanas del alma”. Fue en esta época cuando el filósofo Aristóteles fue el primero en definir los cinco sentidos primarios que conocemos hoy:
Aristóteles clasificó entonces los sentidos de acuerdo con nuestros órganos sensoriales: piel, ojos, boca, oídos y nariz. Su clasificación de los sentidos humanos fue tan duradera que la mayoría de la gente la aceptó como una verdad universal.
Todos los sentidos
El sistema nervioso debe recibir y procesar información sobre el mundo exterior para reaccionar, comunicarse y mantener el cuerpo sano y seguro. Gran parte de esta información llega a través de los órganos sensoriales: los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y la piel. Las células y los tejidos especializados de estos órganos reciben los estímulos en bruto y los traducen en señales que el sistema nervioso puede utilizar. Los nervios transmiten las señales al cerebro, que las interpreta como vista (visión), sonido (audición), olor (olfacción), sabor (gustación) y tacto (percepción táctil).
Los ojos se encuentran en las órbitas del cráneo, protegidos por hueso y grasa. La parte blanca del ojo es la esclerótica. Protege las estructuras interiores y rodea un portal circular formado por la córnea, el iris y la pupila. La córnea es transparente para permitir que la luz entre en el ojo, y curvada para dirigirla a través de la pupila que hay detrás. La pupila es en realidad una abertura en el disco coloreado del iris. El iris se dilata o se contrae, ajustando la cantidad de luz que pasa a través de la pupila y hacia el cristalino. La lente curvada enfoca entonces la imagen en la retina, la capa interior del ojo. La retina es una delicada membrana de tejido nervioso que contiene células fotorreceptoras. Estas células, los bastones y los conos, traducen la luz en señales nerviosas. El nervio óptico lleva las señales del ojo al cerebro, que las interpreta para formar imágenes visuales.
Los sentidos
Las formas de entender y percibir el mundo que nos rodea como humanos se conocen como sentidos. Tenemos cinco sentidos tradicionales: el gusto, el olfato, el tacto, el oído y la vista. Los estímulos de cada órgano sensorial del cuerpo se transmiten a diferentes partes del cerebro a través de varias vías. La información sensorial se transmite desde el sistema nervioso periférico al sistema nervioso central. Una estructura del cerebro llamada tálamo recibe la mayoría de las señales sensoriales y las transmite a la zona apropiada de la corteza cerebral para que las procese. Sin embargo, la información sensorial relativa al olor se envía directamente al bulbo olfativo y no al tálamo. La información visual se procesa en la corteza visual del lóbulo occipital, el sonido se procesa en la corteza auditiva del lóbulo temporal, los olores se procesan en la corteza olfativa del lóbulo temporal, las sensaciones táctiles se procesan en la corteza somatosensorial del lóbulo parietal y el gusto se procesa en la corteza gustativa del lóbulo parietal.
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En los organismos, un órgano sensorial consiste en un grupo de células sensoriales interrelacionadas que responden a un tipo específico de estímulo físico. A través de los nervios craneales y espinales (nervios de los sistemas nerviosos central y periférico que transmiten la información sensorial hacia y desde el cerebro y el cuerpo), los diferentes tipos de células receptoras sensoriales (como mecanorreceptores, fotorreceptores, quimiorreceptores, termorreceptores) en los órganos sensoriales transducen la información sensorial desde estos órganos hacia el sistema nervioso central, llegando finalmente a las cortezas sensoriales en el cerebro, donde las señales sensoriales son procesadas e interpretadas (percibidas).
Los animales no humanos experimentan la sensación y la percepción, con distintos niveles de similitud y diferencia con los humanos y otras especies animales. Por ejemplo, los mamíferos en general tienen un sentido del olfato más fuerte que los humanos. Algunas especies animales carecen de uno o más sistemas sensoriales análogos a los humanos y otras tienen sistemas sensoriales que no se encuentran en los humanos, mientras que otras procesan e interpretan la misma información sensorial de formas muy diferentes. Por ejemplo, algunos animales son capaces de detectar campos eléctricos[8] y magnéticos,[9] la humedad del aire.[10] o la luz polarizada,[11] Otros perciben y perciben a través de sistemas alternativos como la ecolocalización.[12][13] Teorías recientes sugieren que las plantas y los agentes artificiales, como los robots, pueden ser capaces de detectar e interpretar la información ambiental de forma análoga a los animales.[14][15][16]