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A medida que su hijo crece y se desarrolla, debe alcanzar nuevos hitos sensoriales. Desde el rastreo visual, pasando por alcanzar juguetes nuevos, hasta llevarse objetos a la boca (¡sí, es típico!), el bebé seguirá utilizando sus sentidos para aprender sobre el mundo que le rodea.
Si sospecha que hay un problema, póngase en contacto con un profesional sanitario para compartir sus preocupaciones. Las tareas cotidianas pueden resultar difíciles para un niño que procesa la información sensorial de forma diferente, por lo que es mejor ponerse en contacto con un profesional que pueda ayudarle a comprender la integración sensorial de su hijo.
Cinco sentidos
El área visual primaria del cerebro es el lóbulo occipital (véase la figura). Las proyecciones se reciben desde la retina (a través del tálamo) donde se codifican diferentes tipos de información. Los tipos de información visual incluyen: color, forma, orientación y movimiento. Desde la corriente ventral en el lóbulo occipital la información se proyecta al lóbulo temporal para procesar lo que son los objetos. Desde la corriente dorsal, la información se dirige a los lóbulos parietales para procesar dónde se encuentran los objetos.
El córtex auditivo primario está situado en la circunvolución temporal superior del cerebro (véase la figura). En el córtex auditivo primario se pueden mapear con precisión frecuencias de sonido específicas. Algunas zonas del córtex auditivo procesan los cambios de frecuencia o amplitud del sonido, mientras que otras zonas procesan combinaciones de frecuencias sonoras. La principal área implicada en la comprensión del lenguaje (denominada área de Wernike) se encuentra en el hemisferio izquierdo en la mayoría de las personas.
El bulbo olfativo está situado en la parte más avanzada del cerebro, en la parte inferior del mismo (véase la figura). El bulbo olfativo transmite la información olfativa desde la nariz hasta el cerebro, por lo que es necesario para tener un sentido del olfato adecuado. A diferencia de los demás sistemas sensoriales, el bulbo olfativo sólo tiene una fuente de entrada sensorial (las neuronas del epitelio olfativo) y una salida. Por tanto, se supone que es más un filtro que un circuito asociativo que tiene muchas entradas y muchas salidas.
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Probablemente, la primera vez que oíste hablar de los cinco sentidos fue en el jardín de infancia. Jugabas y practicabas lecciones que te ayudaban a aprender sobre la vista, el olfato, el sonido, el gusto y el tacto. Sin embargo, hay dos sentidos más que no se suelen mencionar en la escuela -el sexto y el séptimo- que se llaman sistema vestibular y propioceptivo. Estos sistemas están asociados al movimiento del cuerpo y pueden provocar dificultades de equilibrio cuando no funcionan correctamente.
El sistema propioceptivo proporciona información al cerebro sobre la posición del cuerpo en relación con el entorno (en qué dirección está, por ejemplo, o lo cerca que está de los obstáculos). El sistema propioceptivo también le indica la cantidad de esfuerzo que se utiliza para mover el cuerpo y regula tanto las respuestas emocionales como la entrada sensorial.
El sistema vestibular proporciona información a través del oído interno que nos indica la posición de nuestra cabeza y cómo (o si) nos estamos moviendo. Su comprensión del movimiento y el equilibrio le ayuda a coordinar el movimiento de la cabeza con los ojos, le permite utilizar ambos lados del cuerpo al mismo tiempo, le dice en qué dirección va y a qué velocidad, y le permite mantenerse erguido. El sistema vestibular es el GPS interno de tu cuerpo.
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Los siete sentidos y la integración sensorial La integración sensorial es un proceso que se refiere a cómo captamos, interpretamos y posteriormente reaccionamos a la información sensorial procedente de nuestros órganos internos y nuestro entorno. La forma en que procesamos esta información puede afectar a nuestro aprendizaje, actividades de la vida diaria, confianza y comportamientos.
Sentido propioceptivo: Nuestro sentido de la conciencia corporal y del estiramiento muscular. Los receptores de nuestros músculos y articulaciones nos indican dónde acaba nuestro cuerpo y dónde empieza el resto del mundo. Las entradas en este sistema se producen a través del estiramiento de los músculos y las compresiones de las articulaciones y pueden ser calmantes para nuestro sistema sensorial. Este sistema es el responsable de que no necesitemos mirar las escaleras mientras caminamos; sabemos dónde está nuestro pie en relación con el suelo. Es el responsable de que podamos atravesar una puerta sin golpearnos los hombros y de que podamos maniobrar alrededor de personas y obstáculos. La interocepción es el sentido interno de la propiocepción de nuestros órganos internos y puede relacionarse con el aseo, la sensación de plenitud, etc.