Banda chilena
La nueva canción se desarrolló en los años 60 en Chile, Argentina y Uruguay, y también en Cuba, donde se conoce como nueva trova. Música enraizada en las tradiciones guitarrísticas del trovador, las canciones pueden ser líricas de amor o de crónica, de lamento o de llamada a la acción, y, como tales, han desempeñado un papel en las luchas políticas y culturales de América Latina. En Chile, el gran cantautor Víctor Jara fue asesinado por su arte por los matones de Pinochet, mientras que grupos como Inti Illimani se vieron obligados a exiliarse. También en Argentina, los cantantes Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa sufrieron la detención de los gobiernos militares. Jan Fairley analiza la historia y el legado de esta música de “guitarra como arma”.
La política revolucionaria de América Latina se ha expresado en muchas músicas del continente, pero nunca tan directamente como en la nueva canción. Esta “nueva canción” surgió a finales de los años sesenta en Argentina y Chile, y durante las tres décadas siguientes desempeñó un importante papel en países que van desde Uruguay hasta Nicaragua, y (en una relación diferente con el gobierno) en el Caribe, en Cuba. Se dio a conocer internacionalmente, sobre todo, a través de las canciones líricas del director de teatro y cantautor chileno Víctor Jara, asesinado por los militares en Chile durante el golpe de Estado de 1973.
Músicos chilenos
Como consumidor activo de música, autoproclamado músico callejero y asiduo asistente a conciertos, he observado la cultura musical de Chile desde que llegué aquí. En mi camino por la selva de la percepción sensorial auditiva, lo siguiente me llamó la atención de inmediato: La música es omnipresente en este país.
Las ciudades están llenas de músicos que se cuelan en los atestados metros y en los abarrotados autobuses, captan los restaurantes locales a la hora de comer o buscan el lugar perfecto en una calle concurrida para ofrecer una pequeña serenata. En su camino de A a B siempre estará acompañado por la música.
Si se pregunta a los lugareños qué músicos chilenos consideran importantes, se escucharán dos nombres una y otra vez: Violeta Parra y Víctor Jara. Son dos de los músicos más importantes e influyentes de la historia del país y sus canciones siguen formando parte de la cultura cotidiana.
La cueca no es el único baile que se realiza al aire libre. Se ha hecho famosa la práctica de muchos bailes diferentes en parques o lugares públicos. A los que les gusta el tango pueden sacudir una pierna cada Tuseday en Valparaíso en la plaza del Ascensor de Reina Victoria. Los más aficionados al jazz pueden bailar en el parque “Bustamante” de Santiago, donde todos los domingos se baila Swing y Lindy Hop.
Música folclórica chilena
Chile tiene una música folclórica muy rica que tiene tres zonas geográficas continentales diferentes: norte, centro y sur, cada una con sus propias características y sonidos. También tiene otras expresiones musicales como la música de la Isla de Pascua y la música mapuche[1] La música folclórica central es la más conocida.
El norte de Chile fue el centro de la cultura del antiguo Tahuantinsuyu (imperio incaico), y posteriormente fue dominado por los españoles. En el norte del país, los bailes tradicionales están fuertemente influenciados por la cultura quechua y aymara, que abarca partes de Perú, la región andina de Bolivia y el norte de Chile. Las danzas son pieza básica de la piedad popular y en las actividades vinculadas a la antigua religión incaica y que ahora tienen una apariencia de paganismo, como en el caso del enfleurage del ganado. Fuera de la cueca norteña, los bailes más destacados son el trote y el cachimbo.
La cueca (diminutivo de zamacueca) ha sido considerada durante mucho tiempo el “aire más popular de Chile”;[2] apareció por primera vez en 1824. La cueca está siempre en clave mayor y se escribe en compás de seis-ocho con acompañamiento en tres-cuatro. Según Pedro Humberto Allende, compositor chileno, “ni la letra ni la música obedecen a reglas fijas; se entremezclan libremente varios motivos. El número de compases es de veintiséis a treinta, y suele haber una introducción instrumental de doce a cien compases. La última nota de la melodía es la tercera o la quinta de la escala, nunca la octava”[3].
Tipo de música en chile
La música chilena se refiere a todo tipo de música desarrollada en Chile, o por chilenos en otros países, desde la llegada de los conquistadores españoles hasta la actualidad. También incluye la música nativa precolombina de lo que hoy es el territorio chileno.
Antes de la llegada de los conquistadores europeos, no existían las fronteras nacionales modernas que conforman el continente americano, por lo que no se puede hablar de música de “Chile”, o de cualquier otro país sudamericano, de esta época. Sin embargo, la música existió en América durante siglos antes de la conquista europea, y muchas de las características e instrumentos de la música prehispánica han formado parte de la tradición folclórica y musical de Chile y de América Latina.
Las excavaciones arqueológicas han desenterrado numerosos instrumentos musicales que demuestran la existencia de una variedad de culturas musicales en la zona mucho antes incluso del periodo incaico. La investigación científica de los restos dejados por los pueblos Nazca y Mochica ha demostrado la existencia de complejos sistemas musicales teóricos, con presencia de intervalos menores, semitonos, cromatismo y escalas musicales de cinco, seis, siete y ocho notas,[1] equivalentes a las culturas contemporáneas de Asia y Europa.