Las canciones más pegadizas de todos los tiempos
25. “Bad Romance”, Lady Gaga “Bad Romance” es especial porque -como muchas grandes canciones- se podría argumentar que algunas partes diferentes de la canción son técnicamente el gancho. Nos quedamos con el estribillo ultra pegadizo: entre la línea de batería y los “Oh oh oh” que no te puedes quitar de la cabeza, esta es una canción reciente que merece estar en la conversación tanto como los clásicos de hace décadas.
24. “MmmBop”, HansonPara Hanson, no tener sentido cuando se trata de la letra de su single estrella “MmmBop” tenía sentido: eran jóvenes, despreocupados y no tenían mucho mensaje que transmitir. Y es por eso que el estribillo resultante se convirtió en un clásico: no solo consiguieron un éxito sin mensaje, sino que hicieron que el mundo cantara en un galimatías.
23. “Ya sea por las palmas desenfrenadas o los sintetizadores salpicados, el estribillo de “Hey Ya” proporciona un descanso saciante de las estrofas sin aliento que cierran cada lado. Considéralo la sección perfecta para cantar del catálogo de Outkast.
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La pegajosidad es la facilidad con la que se recuerda una canción, melodía o frase. A menudo se tiene en cuenta a la hora de escribir canciones, eslóganes publicitarios, jingles, etc. También puede definirse como lo difícil que es olvidarla. Las canciones que tienen un alto nivel de recuerdo o pegajosidad se conocen literalmente como “canciones pegadizas” o “gusanos del oído”[1]. Aunque es difícil explicar científicamente qué hace que una canción sea pegadiza, hay muchas técnicas documentadas que se repiten en la música pegadiza, como la repetición, los ganchos y la aliteración. Selling Sounds: The Commercial Revolution in American Music dice que “aunque no había una definición de lo que hacía que una canción fuera pegadiza, todas las guías de composición coincidían en que la simplicidad y la familiaridad eran vitales”[2].
Los síntomas físicos de escuchar una canción pegadiza incluyen “repasarla en la cabeza o dar golpecitos con el pie”[3]. Según Todd Tremlin, la música pegadiza “se propaga porque resuena de forma similar de una mente a otra”[4].
En un artículo escrito por el psicólogo Tom Stafford para la BBC, se habla de la psicología de los “earworms” (canciones pegadizas). Estas canciones se denominan “earworms” (gusanos del oído) debido a sus características parasitarias; su entrada y salida de nuestra mente no puede controlarse y, a pesar de nuestros esfuerzos, pueden negarse a salir. En ese aspecto, la pegajosidad, dependiendo de lo digerible que sea la música para el oyente, tiene un nivel de molestia diferente a todo lo demás. En este artículo, Stafford repasa el trabajo del neurólogo Oliver Sacks y la conclusión de éste de que esta pegajosidad se debe a la repetitividad inherente a la música popular, que puede afectar a nuestra capacidad de recordar una canción. Llega a la conclusión de que, dado que la memoria se ve poderosamente afectada por la repetición, éste podría ser un factor importante que contribuye a la pegajosidad, aunque ciertamente no es el único aspecto. La pegajosidad de una canción también puede deberse al “sistema esclavo” auditivo de nuestro oído interno, al igual que el sistema esclavo visual de nuestro “ojo de la mente”[5].
Cachad
1. Queen – We Will Rock You2. Pharrell – Happy3. Queen – We Are The Champions4. The Proclaimers – I’m Gonna Be (500 Miles)5. Village People – YMCA6. Queen – Bohemian Rhapsody7. Europe – The Final Countdown8. Bon Jovi – Living On A Prayer9. Tradicional – Jingle Bells10. Baha Man – Who Let The Dogs Out?11. Psy – Gangnam Style12. Rick Astley – Never Gonna Give You Up13. Journey – Don’t Stop Believin’14. Bruno Mars y Mark Ronson – Uptown Funk15. Taylor Swift – Shake It Off16. Michael Jackson – Beat It17. Kaiser Chiefs – Ruby18. The Rocky Horror Show – The Time Warp19. Meghan Trainor – About The Bass20. Culture Club – Karma Chameleon
Si nos fijamos en las canciones que surgieron de la investigación”, dijo Williams a The Mirror, “todas tienen una huella rítmica distintiva: si eliminamos la melodía, son reconocibles sólo por su ritmo”.
“Nuestro sentido del ritmo es fundamental para el ser humano. Todos experimentamos el ritmo de nuestra respiración y de los latidos de nuestro corazón, y desde muy pequeños somos virtuosos inventores rítmicos al convertir los balbuceos en palabras y las palabras en frases”.
¿Cuál es la canción más adictiva?
La pegajosidad es la facilidad con la que se recuerda una canción, melodía o frase. Suele tenerse en cuenta a la hora de escribir canciones, eslóganes publicitarios, jingles, etc. También puede definirse como lo difícil que es olvidarla. Las canciones que tienen un alto nivel de recuerdo o pegajosidad se conocen literalmente como “canciones pegadizas” o “gusanos del oído”[1]. Aunque es difícil explicar científicamente qué hace que una canción sea pegadiza, hay muchas técnicas documentadas que se repiten en la música pegadiza, como la repetición, los ganchos y la aliteración. Selling Sounds: The Commercial Revolution in American Music dice que “aunque no había una definición de lo que hacía que una canción fuera pegadiza, todas las guías de composición coincidían en que la simplicidad y la familiaridad eran vitales”[2].
Los síntomas físicos de escuchar una canción pegadiza incluyen “repasarla en la cabeza o dar golpecitos con el pie”[3]. Según Todd Tremlin, la música pegadiza “se propaga porque resuena de forma similar de una mente a otra”[4].
En un artículo escrito por el psicólogo Tom Stafford para la BBC, se habla de la psicología de los “earworms” (canciones pegadizas). Estas canciones se denominan “earworms” (gusanos del oído) debido a sus características parasitarias; su entrada y salida de nuestra mente no puede controlarse y, a pesar de nuestros esfuerzos, pueden negarse a salir. En ese aspecto, la pegajosidad, dependiendo de lo digerible que sea la música para el oyente, tiene un nivel de molestia diferente a todo lo demás. En este artículo, Stafford repasa el trabajo del neurólogo Oliver Sacks y la conclusión de éste de que esta pegajosidad se debe a la repetitividad inherente a la música popular, que puede afectar a nuestra capacidad de recordar una canción. Llega a la conclusión de que, dado que la memoria se ve poderosamente afectada por la repetición, éste podría ser un factor importante que contribuye a la pegajosidad, aunque ciertamente no es el único aspecto. La pegajosidad de una canción también puede deberse al “sistema esclavo” auditivo de nuestro oído interno, al igual que el sistema esclavo visual de nuestro “ojo de la mente”[5].