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¿Qué opina Scrooge sobre la Navidad?

marzo 30, 2022

Citas de Scrooge sobre la Navidad

Cuento de Navidad es una novela escrita en diciembre de 1845 por Charles Dickens. Esta novela se basa en la revolución industrial. Dickens muestra la transformación de Scrooge pasando por el amor y la pena. El Fantasma de las Navidades pasadas le recordó a Scrooge el sentido de la festividad mostrándole a su antiguo director Fezziwig; el amor en la familia de Bob Cratchit hizo que Scrooge analizara su vida y le dio pena; Scrooge tuvo que experimentar la pena, siendo un anciano huraño, sólo experimentar el amor no sería tan efectivo. También tuvo que experimentar el amor para revivir su sentimiento humano, su sentido de cuidado y empatía. Del mismo modo, Scrooge tuvo que experimentar el miedo porque necesitaba ver que sus acciones afectan a todo el mundo.

Qué piensa Scrooge de los pobres

El Scrooge del principio de Cuento de Navidad es radicalmente diferente del Scrooge del final de la historia. La conversión de Scrooge, argumenta el crítico William Morris, es lo que constituye Cuento de Navidad (46). Por ello, es imprescindible saber quién es Scrooge al principio de la historia. Refiriéndose a su negocio, Scrooge dice: “El mío me ocupa constantemente” (1362). No tiene tiempo para otras personas fuera de su trabajo en su casa de contabilidad. Dennis Walder describe acertadamente a Scrooge como “un hombre cuyas relaciones son fundamentalmente egocéntricas, impersonales y dirigidas a la adquisición de riqueza material” (121). Lleva una vida solitaria como una ostra (1359) y se aloja en los aposentos de la antigua casa de su socio fallecido (1363). Aunque Marley fue su compañero de trabajo durante muchos años, Scrooge ni siquiera se comportó como un verdadero amigo cuando éste falleció. En cambio, “no estaba tan terriblemente afectado por el triste acontecimiento, sino que… fue un excelente hombre de negocios el mismo día del funeral” (1358). El nombre de Scrooge es un testimonio de su carácter; Morris define a un scrooge como “alguien [que] es un aguafiestas, afligido con matices generales de inhumanidad” (1).

Scrooge y la Navidad

La identidad de Scrooge estaba muy definida por su propia vida solitaria. La Navidad es una época de relaciones, de compartir, de familia y de alegría. Scrooge carecía de todas estas cosas en su vida. Aunque no lo haya admitido ni comprendido, la Navidad hizo que su aislamiento fuera mucho más intenso.

De niño, Scrooge fue abandonado por su padre, que le culpaba de la muerte de su madre (que murió al dar a luz a Ebenezer), y durante la época navideña, mientras los demás niños se iban a casa para estar con la familia, el joven Ebenezer se quedaba solo en la escuela. A medida que crecía empezó a ansiar el dinero, y sólo valoraba eso. El amor sólo era importante si tenía sentido financiero… lo que le costó su único amor verdadero. Incluso empezó a despreciar al “viejo Fessiwig”, que amaba la Navidad y la celebraba con todo el entusiasmo de un niño… pero Scrooge pensaba que era un tonto. Se fue consumiendo cada vez más por el dinero, y la Navidad, el símbolo por excelencia del “dar” y del amor, no era más que una época tonta que hacía que la gente pobre se sintiera feliz y agradecida por lo que tenía (Ebenezer pensaba que esto era una estupidez porque en su mente no tenían nada). La Navidad se convirtió en el enemigo de todo lo que él creía que tenía verdadera importancia (ganar dinero, ahorrar dinero, la codicia).

¿Qué cree Scrooge que debería pasar con los pobres

Ebenezer Scrooge (/ˌɛbɪˈniːzər ˈskruːdʒ/) es el protagonista de la novela de Charles Dickens de 1843 Cuento de Navidad. Al principio de la novela, Scrooge es un avaro de corazón frío que desprecia la Navidad. La historia de su redención por parte de tres espíritus (el Fantasma de las Navidades Pasadas, el Fantasma de las Navidades Presentes y el Fantasma de las Navidades Venideras) se ha convertido en un relato definitorio de las fiestas navideñas en el mundo anglosajón.

Dickens describe así a Scrooge al principio de la historia: “El frío en su interior congelaba sus viejas facciones, mordía su nariz puntiaguda, arrugaba sus mejillas, endurecía su andar; enrojecía sus ojos, azuleaba sus finos labios; y hablaba con astucia en su voz chirriante”. Hacia el final de la novela, los tres espíritus le muestran a Scrooge el error de sus costumbres, y se convierte en un hombre mejor y más generoso.

El apellido de Scrooge se ha convertido en un sinónimo de mezquindad y misantropía, mientras que su eslogan “¡Bah! Humbug!” se utiliza a menudo para expresar el disgusto por muchas tradiciones navideñas modernas.

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