Ejemplos de fábulas
Una fábula es una historia corta que enseña una lección o transmite una moraleja. En las fábulas encontrarás muchos animales personificados, como tortugas parlantes y arañas sabias. Los niños suelen encontrar esto atractivo, lo que hace que la moraleja de la historia sea más relevante. Las fábulas están estrechamente relacionadas con los cuentos de hadas. Aunque los cuentos de hadas también pueden incluir animales parlantes, no tienen que presentar una moraleja o lección sólida como las fábulas. Los cuentos de hadas se centran más en el entretenimiento, a menudo con toques extravagantes de magia y color.
El salmón que se atrevió a saltar más alto, de Ahn Do-hyunLos salmones tienen una vida bastante básica. Una vez que nacen, pasan el resto de su vida nadando río arriba para volver a su lugar de nacimiento, procrear y morir. Aquí conocemos a un salmón con hermosas escamas plateadas que se atreve a ser diferente. Al hacerlo, aprende sobre el amor y quizás la lección más valiosa de todas: está bien soñar en grande. Fábulas en la ficción¿Has pensado alguna vez en escribir tu propia fábula? Puedes incorporar todo tipo de fantasía a tu relato. Deja que una tortuga hable con una liebre. Deja que los animales vivan en una granja mientras expresan sus opiniones políticas. Incluso puedes considerar la posibilidad de escribir un cuento con una moraleja o un tema poderoso.Esa enseñanza puede ser cualquier cosa, desde “sé amable con la gente” hasta “mentir no te llevará a ninguna parte”. Cuando estés preparado para presentar una moraleja convincente en un cuento de fantasía, no dejes de leer Ponte creativo: Cómo escribir un cuento. Será tu plan para el éxito.
Qué es una fábula
En literatura, una fábula es una historia corta de ficción que tiene una moraleja o enseña una lección. Las fábulas utilizan animales, objetos o partes de la naturaleza humanizados como protagonistas, por lo que se consideran un subgénero de la fantasía.
Una rana fea y verrugosa estaba sentada en su nenúfar disfrutando del sol. Otra rana se acercó saltando y dijo: “¡Vaya, eres horrible! Es imposible que encuentres pareja”. En ese momento, una hermosa princesa se acercó al estanque, cogió a la rana fea y le plantó un gran beso en su verrugosa nariz. Al instante se convirtió en un príncipe alto y apuesto, y se marchó de la mano de la princesa mientras la otra rana la observaba con la boca abierta de asombro. Nunca juzgues un libro por su portada.
Este cuento constituye una fábula por dos razones fundamentales: en primer lugar, sus protagonistas son ranas antropomórficas (ranas a las que se les han dado cualidades humanas); se les ha dado la capacidad de hablar para la historia. En segundo lugar, la historia termina con una lección – “nunca juzgues un libro por su cubierta”- que se transmite al público cuando la rana fea se convierte en príncipe.
Fuentes de las fábulas
Las fábulas son historias de ficción con lecciones morales específicas que se imparten al lector. Las fábulas pueden ser tanto en prosa como en poesía, siempre que enseñen una lección. La mayoría de las veces, las fábulas utilizan animales como personajes y, a veces, objetos como artículos domésticos que cobran vida y/o partes de la naturaleza también pueden utilizarse como personajes. Independientemente del tipo de cosas que se utilicen como personajes principales, se les otorgan cualidades antropomórficas para que piensen y actúen como humanos.
Por ejemplo, las Fábulas de Esopo son una colección de cuentos como “La tortuga y la liebre” y “El león y el ratón” en los que los animales interactúan como lo harían los humanos y al final se revelan lecciones que pretenden enseñar a los lectores algo sobre la vida.
Fábula vs. Parábola: Tanto las fábulas como las parábolas son historias que revelan una lección moral. Sin embargo, hay diferencias que debes conocer. En particular, las parábolas tienden a enseñar sus lecciones morales a través de personajes humanos, mientras que las fábulas enseñan lecciones con los personajes antropomórficos. Las parábolas también suelen proceder de enseñanzas religiosas. Por ejemplo, muchas de las parábolas con las que la mayoría de la gente está familiarizada tienen su origen en la Santa Biblia.
Fábula española
La fábula es un género literario: una historia de ficción sucinta, en prosa o en verso, que presenta animales, criaturas legendarias, plantas, objetos inanimados o fuerzas de la naturaleza antropomorfizadas, y que ilustra o conduce a una lección moral particular (una “moraleja”), que al final puede añadirse explícitamente como una máxima o un dicho concisos.
El uso no siempre se ha distinguido tan claramente. En la versión King James del Nuevo Testamento, “μῦθος” (“mythos”) fue traducido por los traductores como “fábula”[1] en la Primera Epístola a Timoteo, la Segunda Epístola a Timoteo, la Epístola a Tito y la Primera Epístola de Pedro[2].
La fábula es una de las formas más duraderas de la literatura popular, difundida al exterior, según coinciden los investigadores modernos,[3] menos por antologías literarias que por transmisión oral. Las fábulas se encuentran en la literatura de casi todos los países.
El variado corpus denominado Aesopica o Fábulas de Esopo incluye la mayoría de las fábulas occidentales más conocidas, que se atribuyen al legendario Esopo, que se supone fue un esclavo en la antigua Grecia hacia el año 550 a.C. Cuando Babrius puso las fábulas de la Esopica en verso para un príncipe heleno “Alejandro”, declaró expresamente en la cabecera del Libro II que este tipo de “mito” que Esopo había introducido a los “hijos de los helenos” había sido una invención de los “sirios” de la época de “Ninos” (que personifica a Nínive para los griegos) y Belos (“gobernante”). [Se dice que Epicarmo de Kos y Formis fueron de los primeros en inventar fábulas cómicas[5]. Entre las fábulas más conocidas de Esopo están “El cuervo y el cántaro”, “La tortuga y la liebre” y “El león y el ratón”. En la antigua educación griega y romana, la fábula era el primero de los progymnasmata -ejercicios de formación en composición en prosa y oratoria- en los que se pedía a los alumnos que aprendieran fábulas, las ampliaran, inventaran las suyas propias y, finalmente, las utilizaran como ejemplos persuasivos en discursos forenses o deliberativos más largos. La necesidad de los instructores de enseñar, y de los estudiantes de aprender, una amplia gama de fábulas como material para sus declamaciones hizo que se reunieran en colecciones, como las de Esopo.