7
Nuestros cinco sentidos -la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato- parecen funcionar de forma independiente, como cinco modos distintos de percibir el mundo. En realidad, sin embargo, colaboran estrechamente para que la mente pueda comprender mejor su entorno. Podemos ser conscientes de esta colaboración en circunstancias especiales.
En algunos casos, un sentido puede influir de forma encubierta en el que creemos que es dominante. Cuando la información visual choca con la del sonido, la diafonía sensorial puede hacer que lo que vemos altere lo que oímos. Cuando un sentido se queda sin funcionar, otro puede suplirlo. Por ejemplo, las personas ciegas pueden entrenar su oído para que desempeñe una doble función. Las personas ciegas y sordas pueden hacer que el tacto les ayude a interpretar el habla. En el caso de algunas personas que padecen una afección llamada sinestesia, los sentidos chocan de forma espectacular para formar un mundo caleidoscópico en el que el pollo sabe a triángulos, una sinfonía huele a pan horneado o las palabras se envuelven en un halo de color rojo, verde o púrpura. (Para saber más sobre cómo los sentidos pueden cruzarse entre sí y adentrarse en un territorio inusual, véase “Edges of Perception”, de Ariel Bleicher, Scientific American Mind, marzo/abril de 2012).
Cinco sentidos
El sistema nervioso debe recibir y procesar información sobre el mundo exterior para reaccionar, comunicarse y mantener el cuerpo sano y seguro. Gran parte de esta información llega a través de los órganos sensoriales: los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y la piel. Las células y los tejidos especializados de estos órganos reciben los estímulos en bruto y los traducen en señales que el sistema nervioso puede utilizar. Los nervios transmiten las señales al cerebro, que las interpreta como vista (visión), sonido (audición), olor (olfacción), sabor (gustación) y tacto (percepción táctil).
Los ojos se encuentran en las órbitas del cráneo, protegidos por hueso y grasa. La parte blanca del ojo es la esclerótica. Protege las estructuras interiores y rodea un portal circular formado por la córnea, el iris y la pupila. La córnea es transparente para permitir que la luz entre en el ojo, y curvada para dirigirla a través de la pupila que hay detrás. La pupila es en realidad una abertura en el disco coloreado del iris. El iris se dilata o se contrae, ajustando la cantidad de luz que pasa a través de la pupila y hacia el cristalino. La lente curvada enfoca entonces la imagen en la retina, la capa interior del ojo. La retina es una delicada membrana de tejido nervioso que contiene células fotorreceptoras. Estas células, los bastones y los conos, traducen la luz en señales nerviosas. El nervio óptico lleva las señales del ojo al cerebro, que las interpreta para formar imágenes visuales.
8
Este artículo puede ser demasiado técnico para la mayoría de los lectores. Por favor, ayude a mejorarlo para que sea comprensible para los no expertos, sin eliminar los detalles técnicos. (Mayo 2021) (Aprende cómo y cuándo eliminar este mensaje de la plantilla)
En los organismos, un órgano sensorial consiste en un grupo de células sensoriales interrelacionadas que responden a un tipo específico de estímulo físico. A través de los nervios craneales y espinales (nervios de los sistemas nerviosos central y periférico que transmiten la información sensorial hacia y desde el cerebro y el cuerpo), los diferentes tipos de células receptoras sensoriales (como mecanorreceptores, fotorreceptores, quimiorreceptores, termorreceptores) en los órganos sensoriales transducen la información sensorial desde estos órganos hacia el sistema nervioso central, llegando finalmente a las cortezas sensoriales en el cerebro, donde las señales sensoriales son procesadas e interpretadas (percibidas).
Los animales no humanos experimentan la sensación y la percepción, con distintos niveles de similitud y diferencia con los humanos y otras especies animales. Por ejemplo, los mamíferos en general tienen un sentido del olfato más fuerte que los humanos. Algunas especies animales carecen de uno o más sistemas sensoriales análogos a los humanos y otras tienen sistemas sensoriales que no se encuentran en los humanos, mientras que otras procesan e interpretan la misma información sensorial de maneras muy diferentes. Por ejemplo, algunos animales son capaces de detectar campos eléctricos[8] y magnéticos,[9] la humedad del aire.[10] o la luz polarizada,[11] Otros perciben y perciben a través de sistemas alternativos como la ecolocalización.[12][13] Teorías recientes sugieren que las plantas y los agentes artificiales, como los robots, pueden ser capaces de detectar e interpretar la información ambiental de forma análoga a los animales.[14][15][16]
5
Si has recibido la misma educación que yo, probablemente te hayan enseñado desde pequeño que los sentidos humanos son cinco: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Pero es una simplificación excesiva que no suele corregirse a no ser que estudies psicología en la universidad, e incluso entonces dependerá de quiénes sean tus profesores.El verdadero número de sentidos humanos es definitivamente más de cinco, aunque no me gustaría dar un número exacto, porque nuestro cuerpo tiene más giros argumentales que Memento. Por ejemplo, tanto en 2018 como en 2021, los investigadores publicaron estudios sobre órganos que no conocíamos. Uno es el intersticio, un conjunto de compartimentos llenos de líquido repartidos por todo el cuerpo que podrían actuar como amortiguadores. El otro es la glándula tubárica, una glándula salival situada encima de la garganta. Así que vamos a hacer un recorrido relámpago por algunos de los sentidos humanos a los que no se presta tanta atención como a los cinco grandes, algunos sentidos que otros animales tienen pero nosotros no, y un intento de utilizar la tecnología para crear un nuevo sentido. Va a ser increíble.