El uso del humor como mecanismo de defensa
Resulta que muchos. Como señaló el psicólogo Christian Jarrett en un artículo de 2013 que lleva ese enigma como título, los científicos siguen luchando por explicar exactamente qué hace reír a la gente. De hecho, el propio concepto de humor es esquivo. Aunque todo el mundo entiende intuitivamente lo que es el humor, y los diccionarios pueden definirlo simplemente como “la cualidad de ser divertido”, es difícil definirlo de forma que abarque todos sus aspectos. Puede evocar la más mínima sonrisa o una risa explosiva; puede transmitirse mediante palabras, imágenes o acciones y a través de fotos, películas, sketches u obras de teatro; y puede adoptar una amplia gama de formas, desde chistes inocentes hasta sarcasmo mordaz y desde gags físicos y bofetadas hasta un doble sentido cerebral.
El más grande de todos: Charlie Chaplin fue uno de los padres de la comedia slapstick, que se basa en gags físicos. Chaplin refinó su comedia tiñéndola de melancolía y compromiso social. Crédito: Max Munn Autrey Getty Images
Durante más de 2.000 años, los expertos han asumido que todas las formas de humor comparten un ingrediente común. La búsqueda de esta esencia ocupó primero a los filósofos y luego a los psicólogos, que formalizaron las ideas filosóficas y las tradujeron en conceptos que pudieran ponerse a prueba.
Cómo ser divertido
La humanidad no ha sufrido una tragedia mayor que el Holocausto, pero eso no ha impedido a los cómicos bromear sobre él a lo largo de los años, ni al público reírse. Por ejemplo, un episodio clásico de 2004 de Curb Your Enthusiasm, la serie cómica de Larry David, que se centra en un superviviente del Holocausto llamado Solly. Una noche, Solly acude a una cena esperando conocer a un compañero superviviente. Sin embargo, hay una confusión y la persona que llega es Colby Donaldson, un concursante del reality show Survivor. Una cosa lleva a la otra, y Solly y Colby se enzarzan en un acalorado debate sobre quién es el superviviente más duro.
El hecho de que la gente pueda encontrar algo de humor en una tragedia de proporciones genocidas sugiere que no hay nada que no podamos encontrar un poco divertido, al menos cuando se presenta bien. Los grandes pensadores de la historia han reconocido esta inusual tendencia a iluminar los momentos oscuros. Platón consideraba que el humor era la mezcla de placer y dolor; Mark Twain dijo una vez: “El humor es la tragedia más el tiempo”. Lo que ha quedado más claro últimamente para los científicos psicológicos es por qué tenemos la capacidad de encontrar comedia en la tragedia, y hasta qué punto el humor nos ayuda a afrontar los diversos factores de estrés de la existencia.
Psicología de la risa
Janet M. Gibson no trabaja, asesora, posee acciones ni recibe financiación de ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, y no ha revelado ninguna afiliación relevante más allá de su nombramiento académico.
Históricamente, los psicólogos enmarcaban el humor de forma negativa, sugiriendo que demostraba superioridad, vulgaridad, conflicto del id freudiano o un mecanismo de defensa para ocultar los verdaderos sentimientos. Según este punto de vista, un individuo utilizaba el humor para degradar o menospreciar a otros, o para inflar su propia autoestima. Como tal, se trataba como un comportamiento indeseable que debía evitarse. Y los psicólogos tendían a ignorarlo como algo digno de estudio.
Pero la investigación sobre el humor ha salido a la luz últimamente, y ahora se considera que el humor es un punto fuerte del carácter. La psicología positiva, un campo que examina lo que la gente hace bien, señala que el humor puede utilizarse para hacer sentir bien a los demás, para ganar intimidad o para ayudar a amortiguar el estrés. Junto con la gratitud, la esperanza y la espiritualidad, el sentido del humor pertenece al conjunto de fortalezas que los psicólogos positivos denominan trascendencia; juntos nos ayudan a forjar conexiones con el mundo y dan sentido a la vida. La apreciación del humor también se correlaciona con otras fortalezas, como la sabiduría y el amor por el aprendizaje. Y las actividades o ejercicios de humor dan lugar a una mayor sensación de bienestar emocional y optimismo.
Qué hace que alguien sea gracioso
Cuando Robert Provine decidió estudiar la risa por primera vez hace algo más de dos décadas, desarrolló un protocolo muy sencillo: Invitaba a la gente al laboratorio, les presentaba vídeos de los mejores sketches cómicos disponibles y grababa sus risas. No funcionó.
En lugar de observar arrebatos de risa incontrolada, Provine y sus colegas descubrieron que la gente se reía con poca educación, si es que lo hacía. A decir verdad, las mejores risas no suelen tener nada que ver con los grandes chistes.
“Todo es automático”, afirma Provine, profesor de psicología de la Universidad de Maryland, en el condado de Baltimore. “No decidimos reírnos, simplemente ocurre. Es el cerebro de una persona comunicándose directamente con el de otra”.
Sin duda, podemos encontrarnos desternillándonos, nosotros solos, ante un sketch realmente divertido de un programa de humor nocturno o un vídeo viral favorito. Pero Provine descubrió que es 30 veces más probable que nos riamos rodeados de otros que solos. Y lo hizo no llevando a la gente al laboratorio, sino observando la risa en su hábitat natural, un enfoque que Provine llama “Neurociencia de la acera”.