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¿Qué sentido nos permite sentir el frío y el calor?

abril 14, 2022

Sentido de la vista

Siempre tengo frío. Tengo este problema desde que era niña, cuando me colaba en el salón en invierno y subía el termostato mientras mis padres no miraban. Cuando todavía trabajaba en una oficina (antes de la pandemia), me di cuenta de que a menudo mis compañeras y yo llevábamos jerséis en pleno verano para mantenernos calientes en nuestro edificio con aire acondicionado. Sin embargo, mis colegas masculinos parecían insensibles al frío, y a menudo llevaban mangas cortas.

Como muchas mujeres saben, nos resulta más difícil perder peso que a los hombres. La culpa es de nuestros metabolismos más lentos. Un estudio publicado en el Journal of Applied Physiology demostró que la tasa metabólica en reposo, es decir, la cantidad de energía que el cuerpo quema en reposo, es un 23% mayor en los hombres que en las mujeres. Un metabolismo más lento hace que las mujeres produzcan menos calor, por lo que tienden a sentir más frío.

“Es simple física”, dice el doctor Boris Kingma, termofisiólogo del Instituto Holandés de Ciencias Aplicadas (TNO). “Si pierdes más calor del que produce tu cuerpo, tu temperatura corporal bajará y lo notarás”.

Termorreceptores

ResumenNuestra capacidad para percibir la temperatura es crucial: nos permite reaccionar rápidamente ante objetos nocivos, fríos o calientes, y nos ayuda a mantener una temperatura corporal constante. Las terminaciones nerviosas sensoriales, tras la despolarización por parte de los canales iónicos activados por la temperatura, transmiten señales eléctricas desde la periferia hasta el SNC, provocando una sensación de temperatura. En las dos últimas décadas, hemos sido testigos de importantes avances en nuestra comprensión de la termosensación en los mamíferos, con la identificación y la evaluación en modelos animales de termosensores moleculares candidatos -como los tipos de canales de cationes de potencial receptor transitorio (TRP)- implicados en la termosensación periférica. Las investigaciones en curso pretenden comprender cómo funcionan estos termómetros en miniatura a nivel celular y molecular, y cómo pueden ser dirigidos farmacológicamente para tratar el dolor sin perturbar los procesos termorreguladores vitales.

Nat Rev Neurosci 15, 573-589 (2014). https://doi.org/10.1038/nrn3784Download citationShare this articleAnyone you share the following link with will be able to read this content:Get shareable linkSorry, a shareable link is not currently available for this article.Copy to clipboard

¿Qué diferencia de temperatura puede sentir el ser humano?

Skip to main contentCelebra el mes de la concienciación sobre las matemáticasShop Now¿Tiene el agua caliente o fría? Podría depender de lo que sintieras antes.  Aprende cómo sientes la temperatura… ¡y cómo todo puede ser relativo! Crédito: George RetseckPublicidad

¿Has intentado alguna vez adivinar la temperatura del agua de una piscina? En un día caluroso, el agua puede parecer fría al principio, pero una vez que te sumerges en ella no notas tanto su temperatura. Sin embargo, en un día fresco, el agua de la piscina, que tiene la misma temperatura, puede resultar bastante agradable desde el principio. ¿Está nuestro cuerpo preparado para distinguir la temperatura absoluta? ¿O es todo relativo?

Estas preguntas pueden despertar tu curiosidad por saber cómo nuestro cuerpo recoge información sobre nuestro entorno, la procesa y forma nuestra percepción del mundo. Haz esta actividad y la próxima vez que te tires a la piscina en un caluroso día de verano podrás entender por qué vas a sentir tanto frío.

Nuestras manos -especialmente las puntas de los dedos- están bien equipadas para recoger información sensorial del entorno que las rodea. Contienen un inmenso número de receptores sensoriales. Las circunstancias externas, como la temperatura, la textura y el tacto, hacen que estos receptores produzcan señales eléctricas. Las señales viajan a través de un nervio sensorial a lo largo del brazo hasta el cerebro, donde se procesan, se comparan con experiencias anteriores y finalmente se etiquetan.

Por qué duele el frío

Sana, una francesa menuda de 31 años con el pelo castaño rizado, está atada a una silla en el Centro Clínico de los Institutos Nacionales de Salud. Frente a ella, un escritorio. A su alrededor, 12 cámaras de infrarrojos que siguen todos sus movimientos. La prueba está a punto de comenzar.

Sobre el escritorio, un cilindro negro se encuentra en posición vertical. Está coronado por una bola de plástico plateada. Este es el reto: Se le pide que se toque la nariz y luego toque la pelota que tiene delante. Es fácil. Se toca la nariz. Toca la pelota.

De repente, es como si la ubicación de la pelota se hubiera borrado de su mente. Va a tientas, moviendo el brazo hacia la izquierda y hacia la derecha. Cuando consigue tocar la pelota, parece un accidente. Se esfuerza por encontrar la nariz en su cara, fallando rotundamente unas cuantas veces.

Cuando cerramos los ojos, nuestra sensación del mundo y del lugar que ocupa nuestro cuerpo en él no desaparece. Queda una impresión invisible. Este sentido se llama propiocepción, es decir, la conciencia de dónde están nuestros miembros y cómo se sitúa nuestro cuerpo en el espacio. Y, al igual que los demás sentidos -la vista, el oído, etc.-, ayuda a nuestro cerebro a orientarse en el mundo. Los científicos lo denominan a veces nuestro “sexto sentido”.

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