Órganos de los sentidos
Contraste de los puntos de vista de los estudiantes y de los científicosExperiencias cotidianas de los estudiantesLos estudiantes dan por sentado sus sentidos y a menudo no se dan cuenta de cómo trabajan juntos para proporcionar diferentes tipos de información sobre nuestro entorno inmediato. Como los alumnos rara vez pierden uno de sus sentidos, no se dan cuenta de que funcionan de forma combinada. En situaciones en las que los alumnos pueden experimentar la pérdida temporal o el enmascaramiento de uno de los sentidos, como la pérdida del sentido del gusto cuando están resfriados, la pérdida del sentido de la vista cuando pasan de una habitación bien iluminada a otra oscura o la pérdida del sentido general del oído cuando utilizan un reproductor de MP3 y auriculares personales, pueden ser más conscientes de que tienen que utilizar otros sentidos para obtener información de su entorno. Los estudiantes rara vez tienen experiencia de primera mano sobre cómo las personas con una pérdida sensorial obtienen la información necesaria sobre el entorno utilizando otros sentidos.Visión científicaLos cinco sentidos -vista, gusto, tacto, oído y olfato- recogen información sobre nuestro entorno que es interpretada por el cerebro. La información se interpreta basándose en la experiencia previa (y el aprendizaje posterior) y en la combinación de la información de cada uno de los sentidos. Esta respuesta es importante para sobrevivir en nuestro entorno.
Qué son los sentidos
Nuestros sentidos pueden agruparse a grandes rasgos en exterocepción, para la detección de estímulos que ocurren fuera de nuestro cuerpo, e interocepción, para los estímulos que ocurren dentro de nuestro cuerpo. Sin embargo, lo que constituye un sentido es objeto de un gran debate, lo que provoca dificultades para definirlo con precisión. Tradicionalmente, se considera que los seres humanos tienen cinco sentidos principales: vista, oído, gusto, olfato y tacto.
El sistema nervioso periférico (SNP) está formado por receptores sensoriales que se extienden desde el sistema nervioso central (SNC) para comunicarse con otras partes del cuerpo. Estos receptores responden a los cambios y estímulos del entorno. Los órganos sensoriales (formados por receptores sensoriales y otras células) hacen funcionar los sentidos de la vista, el oído, el equilibrio, el olfato y el gusto.
La vista o visión (oftalmocepción) es la capacidad del ojo o los ojos de enfocar y detectar imágenes de luz visible en los fotorreceptores de la retina que generan impulsos nerviosos eléctricos para variar los colores, los matices y el brillo. Hay dos tipos de fotorreceptores: los bastones y los conos. Los bastones son muy sensibles a la luz, pero no distinguen los colores. Los conos distinguen los colores, pero son menos sensibles a la luz tenue. La incapacidad de ver se llama ceguera.
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Cada uno de nuestros sentidos utiliza su propio sistema de detección para obtener información de nuestro entorno. La información se envía al cerebro, donde se procesa y combina para crear una imagen sensorial completa de nuestro entorno.
Aunque a menudo se habla de los cinco sentidos, la realidad es que podemos percibir mucho más que eso de nuestro entorno. Por ejemplo, podemos saber el calor o el frío que hace, sentir el dolor y percibir la posición de nuestro cuerpo. Cada uno de estos sentidos tiene su propio sistema de detección del entorno que debe enviar señales a la parte correcta del cerebro. El sentido del equilibrio proviene de los órganos vestibulares del oído interno, que pueden detectar si nuestro cuerpo está inclinado en diferentes direcciones. Aunque no somos tan conscientes de estos otros sentidos como de los cinco principales, siguen teniendo un impacto significativo en nosotros.
Si algo interfiere en el funcionamiento de nuestros sentidos, puede limitar nuestras interacciones con el mundo que nos rodea o dificultar la realización de determinadas actividades. Por ejemplo, la pérdida de audición puede dificultar el seguimiento de las conversaciones, mientras que los trastornos del equilibrio pueden impedirnos movernos con seguridad. Es importante buscar ayuda si tiene problemas con alguno de sus sentidos, ya que a menudo es posible hacer algo al respecto. Dado que muchos de nuestros sentidos son detectados por los órganos de los oídos, la nariz y la garganta, a menudo será necesario acudir a un otorrinolaringólogo. Podemos proporcionarle un audífono o un tratamiento para problemas como los trastornos del equilibrio, que podrían tener un gran impacto en su calidad de vida.
Qué son los órganos de los sentidos dar una función de cada uno
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En los organismos, un órgano sensorial consiste en un grupo de células sensoriales interrelacionadas que responden a un tipo específico de estímulo físico. A través de los nervios craneales y espinales (nervios de los sistemas nerviosos central y periférico que transmiten la información sensorial hacia y desde el cerebro y el cuerpo), los diferentes tipos de células receptoras sensoriales (como mecanorreceptores, fotorreceptores, quimiorreceptores, termorreceptores) en los órganos sensoriales transducen la información sensorial desde estos órganos hacia el sistema nervioso central, llegando finalmente a las cortezas sensoriales en el cerebro, donde las señales sensoriales son procesadas e interpretadas (percibidas).
Los animales no humanos experimentan la sensación y la percepción, con distintos niveles de similitud y diferencia con los humanos y otras especies animales. Por ejemplo, los mamíferos en general tienen un sentido del olfato más fuerte que los humanos. Algunas especies animales carecen de uno o más sistemas sensoriales análogos a los humanos y otras tienen sistemas sensoriales que no se encuentran en los humanos, mientras que otras procesan e interpretan la misma información sensorial de formas muy diferentes. Por ejemplo, algunos animales son capaces de detectar campos eléctricos[8] y magnéticos,[9] la humedad del aire.[10] o la luz polarizada,[11] Otros perciben y perciben a través de sistemas alternativos como la ecolocalización.[12][13] Teorías recientes sugieren que las plantas y los agentes artificiales, como los robots, pueden ser capaces de detectar e interpretar la información ambiental de forma análoga a los animales.[14][15][16]