Desarrollo de los niños pequeños
El habla, el lenguaje y la comunicación son áreas críticas del desarrollo de los niños. Desempeñan un papel vital a lo largo de nuestra vida, ayudándonos a entender lo que ocurre a nuestro alrededor, a comunicar nuestras necesidades básicas y sentimientos, a mantener conversaciones, a pensar y aprender, a desarrollar relaciones, a resolver problemas y a mucho más. También apoyan muchos otros aspectos del desarrollo, como el cognitivo, el social y el de la alfabetización.
Tanto los padres como los trabajadores de la primera infancia podrían desempeñar un papel importante para ayudar a mejorar el desarrollo del lenguaje de los niños y sus resultados. Para ayudarles a conseguirlo, en este artículo trataremos las etapas del desarrollo normal del lenguaje, por qué es tan importante, cómo reconocer posibles problemas del habla y qué pueden hacer para apoyar el lenguaje de los niños pequeños.
Como puede ver, aprender a comunicarse es bastante complicado. La buena noticia es que los niños están programados para ser capaces de hacerlo, pero necesitan mucha información de los adultos para poder iniciar este proceso. Los niños no pueden aprender el lenguaje de forma eficaz a través de la televisión o los juegos de ordenador, aunque sean “educativos” (Kuhl, 2007 y otros). Por lo tanto, cuanto más se hable con el niño (o el bebé) y se apoye su lenguaje, más avanzará.
Bebés que hablan temprano
Hablar, entender a los demás y saber qué decir son habilidades realmente importantes en la vida. Ser capaz de comunicarse ayuda a los niños a hacer amigos, a aprender y a disfrutar plenamente de la vida. Usted será el primer y más importante maestro de su hijo.
Quizá te preguntes “¿cuándo hablará mi bebé?”. Las primeras palabras de un niño pequeño suelen producirse entre los 12 y los 18 meses y, una vez alcanzado ese hito, seguirán aprendiendo y progresando rápidamente. Aquí veremos formas sencillas de fomentar y disfrutar del desarrollo del lenguaje de tu hijo.
Los niños pequeños suelen cometer errores. Demuéstrales que los entiendes, en lugar de pedirles que repitan las palabras correctamente. Repita la palabra o la frase correctamente para su hijo. Si dice “Mira el dod”, puedes decir “Sí, es un perro”.
Repite los sonidos, las palabras y las frases. Ya sea “la la” o “Oh, ¿te ha gustado el plátano?”, demuestra que estás interesado y que los sonidos y las palabras son importantes. Esto puede ayudar al desarrollo del habla de tu bebé.
A algunos niños les cuesta más hablar y escuchar que a otros. Puede que les cueste entender el significado de las palabras y las frases. A algunos les cuesta encontrar las palabras y los sonidos adecuados y ponerlos en orden. Estos niños pueden necesitar ayuda adicional.
Retraso lingüístico
5. Turno para charlar conmigo. Escucha lo que digo y luego imita mis arrullos o balbuceos. Si soy mayor, puedes responder a mis preguntas y hacer las tuyas. Me gustan las preguntas abiertas que no tienen respuestas correctas o incorrectas.
8. Llévame a la biblioteca. Léeme un libro, deja que yo decida cómo lo haces y cuándo terminamos. 9. Deja que abra los libros de cartón, que los manipule y que decida cuál explorar. 9. Ve a la tienda de segunda mano y cómprame unos cuantos libros de cartón (límpialos con un paño húmedo). En casa, ponles lengüetas de fieltro y así podré pasar las páginas más fácilmente, yo solo.
Teorías del desarrollo del lenguaje
En resumen, se han documentado diferencias relacionadas con el nivel socioeconómico en diferentes facetas del comportamiento parental y la calidad de la interacción entre padres e hijos. Como estas facetas son muy importantes para el desarrollo de los niños, se supone que estas diferencias tempranas en el comportamiento de los padres afectan a su vez al desarrollo del niño. Las restricciones en las facetas cualitativas y cuantitativas del entorno de aprendizaje en el hogar se consideran un factor de riesgo para el desarrollo del niño. Por lo tanto, analizar el impacto del entorno social en las facetas del comportamiento parental de forma longitudinal en los primeros años de vida ayudará a comprender mejor el papel específico y potencialmente cambiante de las diferentes facetas del entorno de aprendizaje en el hogar.
Estos resultados sobre la asociación entre las tensiones económicas y las habilidades lingüísticas de los niños convergen con los estudios centrados en las disparidades según la educación materna. Así, se ha demostrado que la educación materna está asociada a las habilidades lingüísticas receptivas y expresivas de los niños de 4 años (Reilly et al., 2010), al rendimiento lingüístico de los niños de 5 años, así como al rendimiento lingüístico evaluado longitudinalmente de los niños de 3, 4 y 5 años (Weinert y Ebert, 2013).