Revolución Mexicana hoja de trabajo pdf
Tal vez porque permaneció distintivamente nacional y autocontenida, sin pretender una validez universal y sin hacer ningún intento de exportar sus doctrinas, la Revolución Mexicana ha permanecido globalmente anónima en comparación con, por ejemplo, las revoluciones rusa, china y cubana. Sin embargo, en cualquier escala Richter de sismología social, la Revolución Cubana fue un asunto pequeño comparado con su homóloga mexicana. Tanto en términos absolutos como relativos, en México lucharon más personas, murieron más, se vieron afectadas por los combates y se destruyeron más cosas. Sin embargo, a diferencia de Cuba, el resultado fue muy ambivalente: los académicos siguen debatiendo (a menudo de forma bastante estéril) si la Revolución Mexicana se dirigió contra un régimen “feudal” o “burgués”, cómo debe calificarse el carácter del régimen revolucionario y, por tanto, si (en términos de su resultado) la “revolución” fue una revolución “real” en absoluto, digna de figurar entre las “Grandes Revoluciones” de Crane Brinton.
La Revolución Mexicana comenzó como un movimiento de protesta de la clase media contra la prolongada dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911). Como muchos de los gobernantes mexicanos del siglo XIX, Díaz era un oficial del ejército que había llegado al poder mediante un golpe de estado. Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, estableció un sistema político estable, en el que la Constitución de 1857, formalmente representativa, fue obviada, los jefes políticos locales (caciques) controlaron las elecciones, la oposición política y el orden público, mientras que un puñado de familias poderosas y sus clientes monopolizaron el poder económico y político en las provincias.
La revolución mexicana para la escuela media
elección de 1910 cuando hizo arrestar y encarcelar a su oponente Francisco Madero, un rico terrateniente del norte de México. Madero escapó del encarcelamiento y se refugió en San Antonio, donde posteriormente dio a conocer el Plan de San Luis Potosí. En esta declaración, Madero rechaza el resultado de las elecciones e implora a los mexicanos que se sumen a una revuelta armada contra el gobernante ilegítimo, Díaz. La publicación del Plan de San Luis Potosí marca el inicio de la Revolución Mexicana.
Nuestro querido país ha llegado a uno de esos momentos. Una fuerza de la tiranía, que los mexicanos no estábamos acostumbrados a sufrir después de ganar nuestra independencia, nos oprime de tal manera que se ha vuelto intolerable. A cambio de esa tiranía se nos ofrece la paz, pero una paz llena de vergüenza para la nación mexicana, porque su base no es el derecho, sino la fuerza; porque su objeto no es el engrandecimiento y la prosperidad del país, sino el enriquecimiento de un pequeño grupo que, abusando de su influencia, ha convertido los cargos públicos en fuentes de beneficio exclusivamente personal, explotando sin escrúpulos la forma de concesiones y contratos lucrativos.
Acontecimientos clave de la revolución mexicana
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La Revolución Mexicana supuso el derrocamiento del general liberal Porfirio Díaz tras 35 años como presidente de México (1876-1911). En las elecciones presidenciales de 1910, el rico terrateniente Francisco I. Madero se opuso a Díaz. Díaz encarceló a Madero, que luego escapó, emitiendo el Plan de San Luis Potosí el 6 de octubre de 1910. En ese plan, Madero declaraba fraudulentos los resultados de las elecciones de 1910, los anulaba, afirmaba que era presidente provisional y llamaba a los mexicanos a levantarse contra Díaz el 20 de noviembre de 1910[1] y escribía: “Echad a los usurpadores del poder, recuperad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos dejaron una herencia de gloria que no podemos manchar. Sed como ellos: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria”.
Línea de tiempo de la revolución mexicana
William Howard Taft jura su cargo y se convierte en el vigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos. Taft había sido elegido por su predecesor, Theodore Roosevelt, y se confió en él para llevar a cabo el progresismo de Theodore Roosevelt. No es de extrañar que Taft haga muchas referencias a su “distinguido predecesor” en su discurso inaugural. Sin embargo, había surgido un nuevo enfriamiento entre los dos hombres, que reflejaba las gélidas temperaturas de la capital ese día.
En su mensaje al Congreso, Taft propone un impuesto del dos por ciento sobre los ingresos netos de todas las empresas, excepto los bancos, lo que, en su opinión, compensará los ingresos perdidos por las reducciones arancelarias. También propone que el Congreso adopte una enmienda constitucional que permita la recaudación de impuestos federales sobre la renta personal.
Taft envía un telegrama al regente chino, el príncipe Chun, solicitando que China conceda a los inversores estadounidenses una parte de un préstamo que había sido concedido en Europa para la construcción de un ferrocarril en el sur de China. Los chinos conceden a regañadientes los privilegios de inversión a Estados Unidos.