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¿Quién mata a Orfeo y dónde acaba su cabeza y su lira?

abril 7, 2022

Resumen de Orfeo y Eurídice

Orfeo y Eurídice, tomados de la mano, se alejan del ardiente inframundo y de sus deidades, Plutón y Proserpina. Orfeo, cantante, músico y poeta, con una lira al hombro, se había casado recientemente con Eurídice, pero el día de su boda, “en la flor de su vida”, fue mordida por una víbora y murió por su veneno. Desesperado por el dolor, Orfeo descendió al inframundo decidido a devolverle la vida. Suplicó a Plutón y a Proserpina que la devolvieran y su elocuencia “derritió los corazones de los dioses y de los habitantes del inframundo, y todos callaron”. Incluso Cerbero, el feroz perro de tres cabezas que custodia las puertas del infierno, se posa mansamente a los pies de Proserpina.

Los dioses aceptaron el regreso de Eurídice: Proserpina, sin duda, simpatizante al recordar su propio secuestro forzoso por parte de Plutón. La única advertencia era que Orfeo no debía volver a mirar a Eurídice hasta que estuviera a salvo en el mundo superior. Si rompía su palabra, ella descendería de nuevo al infierno.

En el cuadro de Peter Paul Rubens, Orfeo aparece luchando por mirar hacia delante poco después de que las deidades hayan consentido su regreso. Al salir del inframundo, los amantes ascendieron por un camino empinado y brumoso y, al acercarse al borde de la tierra, un ansioso Orfeo buscó detrás a su novia, que cayó y murmuró un último adiós antes de volver a morir. Según Ovidio, en sus Metamorfosis, “ningún reproche pasó por sus labios”, porque Eurídice sabía ahora con certeza que Orfeo la amaba incondicionalmente.

Orfeo y Eurídice

BuscarOrfeo: un amante, no un luchadorFresco de un jugador de lira y un pájaro del Salón del Trono del palacio de Néstor en Pilos, fechado en LH IIIB (alrededor del año 1300 a.C.).La historia de Orfeo, al igual que las de Odiseo y Aquiles, es otra de las que preceden al lenguaje escrito y abarca elementos que informan las representaciones culturales hasta nuestros días. Poetas como Simónides de Ceos decían que la música y el canto virtuosos de Orfeo podían encantar a los pájaros, los peces y las bestias salvajes, hacer bailar a los árboles y las rocas y desviar el curso de los ríos. Es posible que sea Orfeo el que aparece en la imagen de arriba, un fresco que sobrevivió al incendio que acabó con el mundo micénico hacia el año 1200 a.C., descubierto en Pilos. Sobre el fondo desgarrado, el poeta, llamémosle Orfeo, está sentado sobre una alfombra de colores sorprendentes. Todo en él está atento, su ojo brillante y abierto, su cuerpo aplomado y tenso, erguido,

Por qué Orfeo miró hacia atrás

Autores de la Grecia antigua como Estrabón y Plutarco señalan el origen tracio de Orfeo[2][3][4] Las principales historias sobre él se centran en su capacidad para encantar a todos los seres vivos e incluso a las piedras con su música (escena habitual en los mosaicos de Orfeo), su intento de recuperar a su esposa Eurídice del inframundo y su muerte a manos de las ménades de Dionisio, que se cansaron de su duelo por su difunta esposa Eurídice. Como arquetipo del cantante inspirado, Orfeo es una de las figuras más significativas en la recepción de la mitología clásica en la cultura occidental, representada o aludida en innumerables formas de arte y cultura popular, como la poesía, el cine, la ópera, la música y la pintura[5].

Para los griegos, Orfeo fue el fundador y profeta de los llamados misterios “órficos”[6] y se le atribuye la composición de los Himnos Órficos y la Argonáutica Órfica. Los santuarios que contenían supuestas reliquias de Orfeo se consideraban oráculos.

Los griegos de la época clásica veneraban a Orfeo como el más grande de todos los poetas y músicos; se decía que mientras Hermes había inventado la lira, Orfeo la había perfeccionado. Poetas como Simónides de Ceos decían que la música y el canto de Orfeo podían encantar a los pájaros, los peces y las bestias salvajes, hacer bailar a los árboles y las rocas[19] y desviar el curso de los ríos.

Orpheus und eurydike comic

De estos nombres, el de Orfeo es el más importante y, al mismo tiempo, el que plantea mayores dificultades. Estas dificultades surgen de la escasez de las primeras tradiciones con respecto a él, en cuyo rastreo estamos más impedidos que ayudados por las muchas maravillas que los escritores posteriores conectaron con su historia; y también de las muy diferentes posiciones religiosas que se le asignan. Sobre este último punto se puede señalar en general que las primeras opiniones sobre él parecen haberlo relacionado invariablemente con Apolo; mientras que su nombre fue adoptado posteriormente como el punto central de un sistema de culto dionisíaco.

Los escritos mencionados en el último pasaje fueron evidentemente considerados por Platón como espurios, pero, por los otros pasajes citados, parece haber creído al menos en la existencia de Orfeo y en la autenticidad de su Teogonía. No así Aristóteles, que sostenía que nunca existió una persona como Orfeo, y que las obras que se le atribuyen fueron falsificadas por Cercops y Onomacritus.

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